Aún las cosas buenas tienen límites.




Estamos muy tensas y aceleradas, con muchas cosas para hacer y poco tiempo para hacerlas.
En este mundo contemporáneo en el que “vivimos” (lo pongo así entre comillas por que es lo menos que hacemos), el impulso de ganar dinero y tener “éxito”, nos vence, hasta sacrificar todo lo bueno que tenemos, aun la salud.
Trabajar duro, hacer lo mejor posible y proveer para la familia es bueno; sin embargo, podemos llevar demasiado lejos una cosa buena, que dará como resultado, padecimientos para nosotras y para quienes amamos.
A menudo trabajamos todo el tiempo “por la familia” y, al fin, la familia carece por nuestra ausencia excesiva.
Nuestros cuerpos tienen limitaciones, reconocer esto, es transcendental.
Ahora nos sentimos jóvenes, sanas y fuertes, aún así, nuestros cuerpos necesitan descanso, si no, tarde o temprano, este estilo de vida nos hará daño.
A menudo, nuestros cuerpos nos dan señales de que es tiempo de descansar, y estas señales son fuertes y claras. Si escucháramos lo que el cuerpo nos dice, lo haríamos y todo bien. Tarde o temprano, descansaremos, cuando estemos enfermas y el médico nos prescriba reposo para poder curarnos de padecimientos, que pudimos evitar.
La pregunta es: ¿Por qué no hacerlo ahora?
 Estudios que se han hecho sobre la privación del descanso, muestran los efectos negativos que provoca. Estos incluyen: mayor riesgo de padecer de diabetes, obesidad, accidentes de tránsito, lesiones, conductas psicóticas y muertes.


¿Estás descansando bien? ¿Qué cambios necesitas hacer para aprovechar esta parte importante en tu salud?


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